jueves, 19 de enero de 2023

Usted morirá en su nave espacial


 

Vaya por delante que hace apenas una semana conocíamos la muerte de Lisa Marie Presley, única hija de Elvis, aunque no haya sido éste el motivo por el que me he "aventurado" a ver ELVIS, penúltimo juguetito visual de Baz Luhrmann. No me gusta el cine de este señor, nunca me ha gustado y no va a gustarme ahora. Sólo añadiré que al menos, ELVIS tiene una cosa bien hecha, y una cosa bien hecha en un film de Baz Luhrmann es mucho más de lo que podría haber esperado decir antes de ver este anfetamínico y sobredimensionado film, analogía quele viene como anillo al dedo, por otra parte. Luhrmann, por una vez, respeta el original sin prostituirlo gratuitamente; su Elvis Presley es como podríamos imaginarlo, sin cambiar una coma, y en este caso el oropel está justificado. Hasta ahí, porque no entiendo la elección de Tom Hanks con prótesis ¿No había un actor orondo para el papel del Coronel Parker? No entiendo la falta de perspectiva, colocando a cada secundario en una especie de observatorio menor, sin peso, sin álgebra, destinados todos a no deslucir el trabajo de Hanks y de un esforzado Austin Butler, que cumple con las ordenanzas de la mímesis. Actuar es otra cosa, pero dirigir también. Baz Luhrmann no sabe salirse de la planicie de un show de los teleñecos, objetivando nuestra mirada no por ofrecer un hallazgo, sino una golosina empapada en colores brillantes, que se disuelve al poco de ser consumida. Me importa muy poco si éste era el biopic que merecía el Rey del Rock, eso se lo dejo a los mitómanos. Lo único que sé es que se podía haber hecho mejor, pero no pidamos al señor juguetero que aparque la nave y se dirija a la tripulación. Aludiendo al epílogo de este interminable mamotreto: hay aves sin patas...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!