viernes, 6 de enero de 2023

La nostalgia mal entendida


 

El fiasco de CLERKS III se entiende desde el objetivo de su cortedad de miras ¿Para qué dar la puntilla a un universo que ya se intuía cerrado? No lo parece en el arranque, que parece un sano ejercicio de autoparodia, sin omitir (más bien incidiendo en ello) lo poco que ha cambiado la vida de este grupo de personajes alrededor de la mítica tienda de ultramarinos. Están los mismos chistes, las mismas ocurrencias, los arquetipos. Pero con una diferencia fundamental: más o menos a la mitad, Smith decide que ésta es una película sobre adultos, inmaduros pero adultos. Parece la decisión de un guionista de segunda fila, pero el lacrimógeno uso de la enfermedad se le va de las manos, y ya en el inenarrable desenlace parece un panfleto protocristiano, excepto porque sigue habiendo chistes de pollas, anécdotas escatológicas y el inefable aluvión de citas nerdescas, fundamentalmente sobre Star Wars. Y también hay partidito de hockey en la azotea, y vuelve el vendedor de chicles, y los mismos clientes con las mismas absurdas preguntas. Si es lo mismo ¿por qué es peor? Porque la nostalgia, en manos de Kevin Smith, es como darle la vuelta a una tortuga: sólo a él le debe parecer necesario.
Saludos.


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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!