BIG BROWN EYES es una película destinada a no ser mucho más importante de lo que su argumento viene a indicar. Personalmente me parece mucho mejor de lo que la historia le ha deparado, encadenando con naturalidad toda clase de géneros, sin que el montante se resienta, y descubriendo una pareja protagonista nada convencional, pero que funciona a la perfección. Un joven Cary Grant y Joan Bennett integran un velocísimo duelo interpretativo, puro screwball, que no es más que la excusa para zarandear una historia que mezcla ladrones de guante blanco (un elegante Walter Pidgeon), bandas criminales, dramas judiciales o alegatos emancipadores feministas (¡en 1936!). Todo ello cabe en apenas hora y cuarto, gracias al dinámico guion de Bert Hanlon, capaz de sortear todos los charcos en los que se mete, por el empecinamiento de la Paramount en explotar el encanto romántico de la pareja protagonista. Él, un policía no tan avispado, que bebe los vientos por ella, una humilde manicura cuyo olfato la llevará a convertirse en reportera de investigación.
Una de esas películas "menores" de Raoul Walsh, cuyo rescate se hace imprescindible, entre otras cosas, por ver a Cary Grant haciéndose pasar por una mujer... Y es que sólo a él le estaba permitido sin que rechinase.
Saludos.
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