El intercambio accidental de cuerpos ha sido un tema recurrente en el cine. Nos hemos encontrado, la mayoría, comedias tontorronas, con el añadido de la extrañeza que nos provocaría vernos, de repente, con un cuerpo y un género que no es el nuestro. Lo que me extraña es que casi nadie haya decidido ir un paso más allá, ensayar algún tipo de metáfora realmente estimulante, aunque habría que saltar multitud de dilemas morales para ello. La de hoy, sin ser nada como todo lo descrito antes, al menos tiene ese desparpajo, y no se anda con absurdos tapujos, ya que lo que se cuenta nos permite fantasear con situaciones imposibles y nada convencionales. Se llamaba TENKOSEI, y estaba dirigida por el veterano y prolífico Nobuhiko Ôbayashi, cuya filmografía abarca desde finales de los cincuenta hasta nada menos que 2019, interrumpida sólo por su reciente fallecimiento en 2020. La historia es típica y manoseada, y narra la peripecia de dos adolescentes que, tras sufrir un accidente, se ven cada uno en el cuerpo del otro. A partir de ahí, lo mejor de la función es la efervescente Satomi Kobayashi, legendaria actriz de doblaje, y que no se corta un pelo a la hora de interpretar a ese chaval que, aturdido, ha de lidiar con bragas, sostenes, tampones y demás parafernalia, mientras el chico no sabe cómo encajar en el rudo mundo masculino. Es una película bastante entretenida, con unos estupendos inicio y final filmados en B&W, y con algunos momentos de inusitada explicitud, que en el cine norteamericano estoy seguro que no podría ni insinuarse.
Una curiosidad de 1982, pero que nos recuerda que ya casi está todo inventado.
Saludos.
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