Vista hoy, HUMANOIDS FROM THE DEEP se tolera con una mezcla de indulgencia y tierno escepticismo, e incluso se comprende por qué poner monstruos de pacotilla en una película que empieza como un soportable drama local, con algunos apuntes de odio racial y denuncia medioambiental. Sí, la película parece otra, con Doug McClure y Vic Morrow intentando sostener algunas escenas de cierta intensiad dramática. La cosa es ¿quién podría resistirse a desnudar jovencitas, cubrirlas de sangre y hacerlas correr mientras son perseguidas por unos bichos que parecen algas mutantes? Puede que la respuesta esté en el extraño binomio de realizadores, la activista de cine proto-lésbico Barbara Peeters y el animador Jimmy T. Murakami. Entiendo que la productora, en un arrebato de lucidez, pensó que una mostrara pechos turgentes y el otro se hiciera cargo de los bichos y la sangre. Sin llegar a ser un desastre absoluto, es una película capaz de provocar muchas risas involuntarias, y que vista cuarenta años después deja una pregunta interesante en el aire: ¿Cuándo se volvió el cie americano tan circunspecto?...
Saludos.
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