sábado, 11 de abril de 2020
45 rpm.
Una pena lo de VINYL, rozar la excelencia con los dedos, lograr la inmersión definitiva, el show televisivo mirando a los ojos al cine con mayúsculas. Incomprensible lo de HBO, porque VINYL no era un culebrón más, ni un remedo más; no era una serie más, porque iba directa a la mandíbula, a las entrañas. Así fue como indicó el camino nada menos que Martin Scorsese, con un episodio piloto de casi dos horas que es absolutamente histórico, probablemente lo más ambicioso que se ha visto en una cadena de televisión. Sí, es cierto que luego la serie mantiene el nivel a ráfagas, y que su desenlace no es todo lo grandioso que se podría esperar, pero tampoco le han dado tiempo a ampliar su fascinante universo de S, D's & R'n'R. Lo que uno espera es un fiel retrato de una época irrepetible, aquella en la que los sellos discográficos dominaban los designios de una industria con muchas luces, pero también con muchas sombras, repleta de excesos, traiciones, pasión y adicciones. Lo que obtiene es un genuino chute en vena, con cuidadísimas recreaciones de algunas actuaciones míticas (Bowie, Reed, Led Zeppelin o New York Dolls son algunos de los "momentos estelares"), al tiempo que nos sumergimos en las tripas de American Century, un sello ficticio pero de sobradas resonancias, donde el caótico Richie Finestra (soberbio Bobby Cannavale) intenta, junto a sus socios, reflotar un negocio al borde del colapso mediante una venta a un conocido sello alemán. Finestra es cualquier cosa menos convencional, adicto al polvo blanco, deambula como un Proust enloquecido en busca de su "magdalena", recuperar en algún garito esa esencia de finales de los cincuenta, cuando decidió dejar de ser barman y lanzarse al negocio de la música.
VINYL es un caleidoscopio de sensaciones, una montaña rusa sin final aparente, pero a la que se le privó de la posibilidad de haber desarrollado aún más su lisérgico punto de vista. Ya no podremos saberlo, pero sigue siendo una maravilla, y merece muchísimo la pena zambullirse en sus diez episodios...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Grandísima serie, espectacular y rotunda y sensacional, un mazazo, hecha con tripas, suicida y caótica sí, en fin... Un grande Richie Finestra, magistral discurso final que inspira y explica el actuar de toda persona apasionada por el arte, la música, el cine...
Una serie que se fue a los 27 años, supongo.
Saludos.
Recomendación suya, por cierto. El confinamiento me ha venido de perlas para recuperarla.
Un saludo y espero que todo bien por allí, amigo...
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