sábado, 25 de abril de 2020
Contra la doctrina
La idea de la suplantación de personalidad, o mejor dicho la asunción de una personalidad nueva, ha sido una idea constantemente asumida en el cine, ya sea como subversión de los géneros o como una aliteración que refresca el relato, cuando éste tiene poco que ofrecer. En este sentido, títulos capitales del "ser otro", como TOOTSIE, UNA HISTORIA DE VIOLENCIA, o más recientemente la serie BANSHEE, que llevaba al extremo la historia de un exconvicto reconvertido en falso sheriff. En esa línea se mueve CORPUS CHRISTI, el film que representó a Polonia en los pasados oscar, y que aprovecharemos para iniciar el repaso a los tres que concurrieron en la categoría de "habla no inglesa", dado el histórico acaparamiento de PARASITES. La película se desarrolla con sorprendente coherencia y buen pulso, sin caer ni en la parodia innecesaria ni en la truculencia emocional, eso sí, desatada en un desenlace que no hace prisioneros, y que dota de sentido una historia siempre al borde de lo inverosímil. Daniel está en un reformatorio, donde es constantemente acechado por otros internos, por algún asunto pendiente que nunca es totalmente aclarado. Su esperanza para no volver es aprovechar salida de reinserción para ingresar en un seminario, pero no puede ser aceptado al tener antecedentes penales, por lo que es enviado a trabajar a un aserradero. Sin embargo, Daniel se va a la iglesia local, donde hace buenas migas haciéndose pasar por un recién ordenado cura, gracias al traje que ha robado antes de partir. El film, ya digo, arranca con muchas dudas, y no deja la opción al espectador de imaginar cómo saldrá todo, pero la cámara, pegada constantemente a su protagonista (un excepcional Bartosz Bielenia), permite ser testigo directo de su transformación, siempre a medio camino de la impostación ingenua o una dolorosa toma de conciencia y conocimiento interior. Parece que sólo quiere hablar de la aventura o la peripecia física y vital, pero termina ahondando en las complicaciones que a veces encontramos a la hora de ser valorados por una sociedad tendente a prejuzgar e incluso "precondenar".
Una muy grata sorpresa.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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