jueves, 8 de octubre de 2015

La broma infinita



... Es que das la mano y te cogen el brazo... Esto es poco más o menos lo que me vino a la mente tras ver INSIDIOUS: CHAPTER 3, absurda continuación de la magnífica película de James Wan, a la que ya le sobraba la segunda. Dirige aquí Leigh Whannell, guionista de la original, y dejemos claras un par de cosas: esto se ha hecho para el deleite de quienes se embelesaron con la actriz Lin Shaye, y lo de "precuela" me parece sonrojante a estas alturas. Whannell cree que crear una atmósfera consiste en hacer una mala imitación de los "anticlimas" de Ti West, por lo que tenemos una media hora inicial con una actriz Disney, Stefanie Scott, haciendo y diciendo cosas Disney, que habrá a quien le dé morbo, pero yo me quedé dormido justo antes de ver que le habían escayolado las dos piernas, que es el gran acierto del film, ya que nos evita esos vaivenes mareantes tan propios de la Disney. Luego eso importa poco, porque ya se ha cubierto la cuota del público adolescente y ahora le toca a Shaye, que se apodera de toda la película y se erige en protagonista absoluta. El problema es que todo lo que ocurre ya lo habíamos visto antes en la primera parte, por lo que se descarta el elemento sorpresa e ingresamos en el humorístico terreno de las franquicias que, por incapacidad, caen en la parodia involuntaria. Lo que en un principio era un guiño/homenaje a una manera de hacer cine de género, por pesadez y autoimposición se queda en un carrusel de grititos, scherzos y porrazos varios. Además, el "monstruo" da más penilla que miedo, y cuando llegas al punto de desear que se cargue de una vez a todo el mundo, por inútiles y pesados, comprendes que lo que estás viendo no es aquella película tan molona, sino un ripio multipistas... Una pena.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!