lunes, 5 de octubre de 2015

D. W.: El padre del cine #32



No sabría cómo hablar sobre INTOLERANCE sin repetir lo que tanta y tanta gente ya ha dicho sobre ella. Es una obra maestra, sí. Adelantada a su tiempo, sí. Con un diseño de producción que yo creo que no se ha vuelto a repetir, y que a Griffith le llevó a la ruina. Que tiene un guion tan demencialmente ambicioso que nos lleva desde la fastuosa Babilonia de Belshazzar a un callejón donde los canallas esconden sus trapicheos. O cómo la Pasión de Cristo es enlazada a la masacre de los hugonotes en la Noche de San Bartolomé. Todo ello conforma un film incatalogable, inclasificable, sin ningún asidero para los detestables manuales de crítica actuales y poseedor de una virtud que mucho me temo ya no volveremos a ver jamás: la ilimitada capacidad del artista para reinventarse. No hablaré tampoco, porque no es justo, de cómo Griffith acalló a quienes le acusaron de reaccionario y racista, porque INTOLERANCE, si es algo, es una celebración de la humanidad en toda su diversidad, pero sobre todo es un emocionante híper-fresco que redunda incansablemente en la victoria del amor, el gran enemigo del ansia destructora del hombre. Es una película, si debo resumirla (aunque no debo), sobre los pequeños actos y los grandes acontecimientos, sobre la matanza organizada por el miedo a quienes no piensan como uno mismo y sobre cómo unos trabajadores (la policía) es capaz de abrir fuego sobre otros trabajadores que reclaman su derecho a la huelga. Es esa gigantesca recreación de Babilonia, pero apenas para fijarse en una esquina de ese antiguo imperio, justo para hablar de las dificultades de un joven para enamorar a una chica indómita. Quizá sean las guerras las que han separado a la humanidad a lo largo de su historia... El amor es lo que vuelve a unirla... Siempre ha sido así...
Griffith filmó esto.
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

En fin, Dickens en estado puro, "Dickens hace cortes, yo también".
Solamente se le acerca Cabiria.
Magistral.

dvd dijo...

Cierto... cierto...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!