Hoy vengo con una película que es la repera. Nada menos que FLESH GORDON, aquella extrañísima sátira de los comics de Alex Raymond, que en clave pseudoerótica nos llevaba hasta el planeta Porno, donde Wang el pervertido maquinaba un plan para convertir a todos los habitantes de la Tierra en esclavos sexuales. La película es lo que es, no nos engañemos, un exploitation en toda regla, con multitud de carencias, rodada a toda prisa, pero con un encanto casi ingenuo, que al menos, gracias a un sentido del humor bastante pedestre, logra que se vea con algo de indulgencia. Había mucho profesional del porno por allí, incluyendo a la mítica Candy Samples, y la producción es cutre hasta decir basta, con una colección de maquillaje barato o vestuario carnavalesco. Han pasado nada menos que 48 años, y hoy día se ve con esa mezcla de estupor y ternura, lo mismo por lo amateur que se intuye todo, aunque también por el arrojo que había entonces para poner en pie producciones tan locas y kamikazes como ésta. Si no la conocían, puede que se echen unas risas si no están en un plan muy exigente.
Saludos.
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