Hay algo muy evidente que no funciona en SPIN ME ROUND, última propuesta de ese señor que acabará como Judd Apatow, y que es Jeff Baena. Hay aquí una diversidad tonal tan acusada, que uno cae en algo parecido a la histeria, sin saber si debería caer en sus ramalazos de comedia ácida, de burla hacia las falsas apariencias, o en lo que podríamos haber esperado de haber tenido un guion más valiente y decidido. La premisa es chusca deliberadamente, y nos presenta a Amber, que trabaja como encargada en una cadena de restaurantes que pretenden ser el novamás de la comida italiana, pero que no pasa de un fast food ramplón. Pero la vida de Amber está a punto de cambiar cuando la dirección de la empresa decide incluirla en un viaje a Florencia, donde conocerá los orígenes del restaurante junto a un grupo de elegidos. No es tan ingeniosa como pretende, ni tan vitriólica como quiere culminar, y se queda en un insufrible desfile de memos de los que nunca sabemos cómo diablos han llegado hasta donde están. Alison Brie está en su línea, que es la de la madurita harta de aburrirse, y que queda deslumbrada por los encantos de Alessandro Nivola, un galán de manual, pero que esconde un secreto que podría hacer implosionar unas jornadas que se van tornando cada vez más marcianas. Quizá un formato de miniserie habría tenido más interés, porque el largometraje se queda a medias de todo lo que quiere ofrecer, y su humor me parece anticuado, como si los yanquis hubiesen encontrado un filón en el landismo de repente... Brrrrr...
Saludos.
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