jueves, 15 de septiembre de 2022

Repensar el cine


 

El cine (concebido en su totalidad de arte universal) ha sufrido una conmoción, y una muy grande. Se ha muerto Jean-Luc Godard, y con él se va, posiblemente, el último gran revolucionario, una figura capital para comprender de qué manera puede reformularse el cine, transformarse en ese arma revulsiva en contra de todo lo establecido, justo ahora, que nos encontramos ante la enésima defunción del cine, al que nos vemos obligados a repensar como un ente muy diferente, más ligado al artefacto comercial y de entretenimiento, menos "arte" si se quiere. Con Godard es complicado, siempre lo es. Su inabarcable obra, en constante movimiento y renovación, puede desbordar a cualquier aficionado medio, constituyendo un reto que, primero que nada, nos inquiere sobre nuestra forma de explicarnos ante el bombardeo de imágenes ante el que nos vemos sometidos. Personalmente, hace mucho tiempo que decidí tomar a Godard con sorbos, que luego fueron tragos; remontar sus películas desde la primera hasta la última, aunque con la cautela de quien se ve empequeñecido ante una empresa así. El último arranque fue hace (no recuerdo bien) uno o dos años, y desde entonces ahí quedó, pero no me queda más remedio que retomar definitivamente, y esta vez hasta el final. El título que procedía ahora era LE GAI SAVOIR, de 1969, donde Godard inventaba, ya entonces, el etiquetado, el hashtag, o como lo queramos llamar. Un aluvión de imágenes estáticas, de sonidos elusivos, palabras desgajadas, a las que se despoja de su sentido aceptado, para buscar un nuevo significado que nos permita entender una deriva humana instalada, precisamente, en la negación del sentido. Ello nos es "narrado" por Jean-Pierre Léaud y Juliet Berto, que hablan sin parar pero no se hablan, convertidos en voces más que en actores, y aceptando que sólo se puede hablar de revolución desde la revolución de las palabras, luchando contra ellas, pactando con ellas, expectantes por ver si reviven después de muertas. Y es una (otra) experiencia intimidante, arrebatadora, rabiosamente moderna sin pretender habitar ninguna modernidad. Es Godard, y Godard ha muerto.
Viva Godard.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!