La presentación en Sitges de la última puesta al día del clásico de John Carpenter, es el motivo por el que me he decidido a retomar una franquicia que en mi opinión ya había dado de sí más de lo que debiera. Aun así, hay algún punto de interés para comentar sobre HALLOWEEN, de 2018, y evidentemente de su actual continuación. Lo primero que llama la atención es la elección de David Gordon Green para hacerse cargo de un universo que aparentemente está muy alejado de su trayectoria como cineasta. Un reto difícil de defender si solamente se lo compara con la creación de Carpenter, pero que cobra sentido cuanto más se aleja de él. Desgraciadamente, esto sólo ocurre en contadas ocasiones, y este HALLOWEEN termina cayendo presa de su propia incapacidad para generar nuevos conceptos. Todo parece girar sobre el respeto reverencial, no ya al original, sino a su propia idiosincrasia fílmica; algo ridículo, porque "aquélla" era una película rodada en 1978, y ésta, 40 años después, no muestra un solo signo de pertenecer a a su año de rodaje. Gordon Green oficia aquí de admirador rendido, discípulo noqueado por el honor de devolver la gloria a su maestro, por las bazofias que se han visto sucesivamente. Esto sólo ocurre cuando el guion se atreve a explorar lo que Carpenter dejaba deliberadamente en el aire: las motivaciones de este asesino implacable e imperturbable, llamado "la forma" porque el cuerpo de Michael Myers quizá no sea más que un recipiente para ese mal que no se detiene ante nada. Esto ocurre muy poco, apenas cuando se nos permite atisbar a un Myers visiblemente envejecido (aunque su rostro se nos sigue escamoteando), reverenciado asimismo (de ahí la metarreferencia) por el doctor que lo ha investigado durante su larga reclusión. Es un espejismo, y curiosamente la película se torna previsible con su protagonista en pantalla, y sólo cobra algo de interés cuando Gordon Green hace lo que sabe, que son esos retratos incómodos sobre gente que se resiste a ser encasillada. Pero claro, eso hubiese sido otra película, me parece a mí...
Saludos.
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