martes, 8 de diciembre de 2020

Sobrevolando el desastre


 

SPELL es una peliculita de esas que aparecen como setas en cualquier plataforma, puede que tan sólo para satisfacer la bulimia compulsiva de quienes mantienen la esperanza de encontrar esa joya que nadie más ha sabido ver. No es el caso, y SPELL se queda con buenas expectativas pero una resolución de lo más previsible; incluso engrosando el ya dudoso listín del "New black horror", término que me permito la licencia de acuñar y hasta empuñar. Y lo cierto es que podría haber sido mejor, un híbrido consustancial de, por ejemplo, LAS COLINAS TIENEN OJOS y MISERY, aludiendo a esas comunidades y/o individuos que viven en territorios tan remotos, que hasta el tiempo parece haberse detenido en torno a ellos. La premisa es la de un abogado que acude, junto a su mujer y sus dos hijos, al funeral de su padre, desplazándose en avioneta privada desde la ciudad hasta los montes Apalaches, pero se estrella en mitad de una tormenta, despertando en una desvencijada buhardilla, donde una pareja de ancianos lo mantiene con vida... o no. Lo mejor es una comicidad casi involuntaria, y muy desaprovechada, que subraya ese choque cultural entre unos paletos practicantes de vudú y el hombre de ciudad, que sin embargo huyó de la brutalidad del padre. Lo peor, sin más ni más, que es muy exagerada; permitiéndose la burrada de que el protagonista no pueda poner un pie en el suelo y luego se lance de tejado en tejado, o que un clavo de nueve pulgadas no haga gritar a alguien hasta el desfallecimiento. Ya digo, es moderadamente entretenida para los menos exigentes, pero para otros su escasa hora y media se puede hacer insufrible.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!