martes, 29 de diciembre de 2020

El elefante en la habitación


 

A ver, porque luego no se me entiende lo que digo, que es lo mismo que les pasa a otros. Quisiera o no quisiera, en algún momento tenía que hablar de TENET, el último artefacto perpetrado por Christopher Nolan, que viene a ser como cuando un entrenador, sea por despecho o pura altivez, alinea a ese futbolista de menor calidad, dejando al bueno en el banquillo. No intenten entender TENET, da igual. Su argumento tiene la misma profundidad que un prospecto de paracetamol; eso sí, es grave. Tan grave que carece de todo sentido del humor, pero eso ya lo sabíamos, venimos avisados. No voy a hablar aquí del supuesto mecanismo perfecto de relojería, de los loops físicos o del despliegue a lo largo y ancho de este mundo, el mismo que alguien quiere destruir, que tampoco es un argumento tan original. No, porque voy a centrarme en lo que queda desviado entre tanta pirotecnia, edificio que se derrumba y coches que circulan marcha atrás. No sé quien le monta las películas a Nolan, pero alguien lo hizo mejor antes. Prescindan, insisto, de que el director intenta embaucarnos con el efecto "CinExin" (los viejos del lugar saben de qué hablo), y fíjense en los diálogos, los ejes de cámara en una simple conversación, deslavazados como si de un principiante se tratara. Sigo. No es de recibo que en una película de dos horas y media, donde se nos vende un detallismo exasperante, cada escena comprometida (un salto de un edificio, la llegada a un barco o una pelea [y hay muchísimas]) esté cercenada; porque entiendo a un señor que hace una peliculita con amiguetes, pero no aquí. Nolan tiene tres o cuatro nociones de cine, pero "no sabe" innovar, no posee un lenguaje propio; exprime ese limitado registro hasta la saciedad, convirtiendo una película eminentemente de acción en una tortuosa sucesión de "gente haciendo cosas", la mayoría de las veces ininteligibles. Francamente, no me esperaba mucho más, pero sí al menos poder encontrar algún elemento diferenciador, algo por lo que pueda considerar TENET como un entretenimiento de lujo. En lugar de eso, he visto una opereta, un baile de máscaras en un resort de Chiclana. Gaseosa y marciana, disfrútenla ustedes que saben más que yo de estas cosas...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!