Con apenas 30 años, Trey Edward Shults se ha aupado al carro de los nombres emergentes más interesantes del último cine norteamericano. Desde su notable debut, KRISHA, la crítica más sesuda lo celebró como discípulo (quien sabe si involuntario, y salvando las diferencias) de cimas como Cassavetes o Altman; sin embargo, su segundo trabajo, LLEGA DE NOCHE, descolocó por su ruptura radical, que la dejaba a mitad de camino del cine de género y la experimentación. Manteniendo su línea de dos años por película, en 2019 llegó WAVES, que se estrenó en Enero con poca repercusión y la espada de Damocles del cierre de Marzo, aunque puede encontrarse en plataformas desde Septiembre. Y la verdad, no sé qué pensar, porque WAVES hace convivir momentos de gran intensidad con otros ridículamente ingenuos, y es bonita y es fea, preciosista y feísta, y sus intérpretes están bien pero sabes que podrían estar mejor, y su historia es desgarradora pero a los diez minutos te das cuenta de que es bastante imbécil. No podía quitarme de la cabeza dos películas mientras la veía, una era MOONLIGHT, de Barry Jenkins, no sé si por el origen afroamericano de los protagonistas; y la otra era THE FLORIDA PROJECT, por la naturalidad con la que aborda temas espinosos y realmente íntimos. Ojalá, digo, se hubiese quedado en la segunda, pero tiene la misma burda circunspección de la primera, y al final hay que darle la razón a quienes la han machacado diciendo que son sesenta minutos de GoPro y setenta de culebrón venezolano. Yo no iría tan lejos, y simplemente me quedaría en achacar cierta osadía a un director joven, de indudable talento, pero que aún debe aprender a modular material sensible. Lo hizo en su debut, pero ahí el intimismo era casi insoslayable, pues rodó a toda su familia; aquí el metraje no se comprende del todo justificado, y me quedan algunos arrebatos de magnífico cineasta, al menos cuando demuestra una gran compasión por sus personajes. Y efectivamente, creo que no he contado casi nada de su argumento, pero en este caso me parece necesario, y que sean ustedes quienes decidan si han visto una obra maestra o una bazofia. Yo, ni lo uno ni lo otro...
Saludos.
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