lunes, 26 de enero de 2015

D. W.: El padre del cine #4



De 1909 (larga lista la que espera) se desprende un incompleto metraje titulado CONFIDENCE y que en un par de planos despacha la redención express de una huérfana que pasa de estafadora en las cartas (otro tema recurrente de Griffith) a enfermera que, cómo no, acabará en los brazos de un joven médico, aunque su pasado no dejará de atormentarla (esto, muy de Hollywood) y su antiguo compinche la buscará con fines francamente deshonestos. Una pequeñez sin más.




Más interesante es PIPPA PASSES; OR, THE SONG OF CONSCIENCE, adaptación del poema homónimo de Robert Browning acerca de una dulce e inocente muchacha capaz de contagiar su buen rollo a todas aquellas almas confusas y atormentadas ¿Cómo?... Pues cantando guitarra en mano, mientras pasea por las calles así de bucólica y amelifluada. Cuento moral y adoctrinador, también es una de las primeras apariciones registradas en pantalla de la legendaria Mary Pickford.




También medio debutaba "la novia de América" en THE LIGHT THAT CAME, un muy elaborado relato que nos venía a recordar aquello de que el amor es ciego, y para ello se servía de una muchacha poco agraciada (supongo que por lo flacucha) que se enamora de un violinista ciego. La aparición de un médico y un novedoso remedio que devolverá la vista al susodicho, en lugar de ser motivo de alegría, caerá como una losa sobre la enamorada, quien no confía en que el músico, una vez recobrada la visión, la rechace por su aspecto físico.




Y para terminar por hoy, otro típico ejercicio de estilo (tiempo+acción+reacción=suspense dramático). THE CORD OF LIFE pone en escena dos actos paralelos; por una parte la venganza de un tipo con muy malas pulgas contra su primo, que se niega a concederle una suma de dinero, y finalmente el arrepentmiento y confesión de su terrible acto, puesto que ha dejado a su hijo pequeño colgando de una ventana por una cuerda. La escena final es simple y efectiva: la mujer entra en la habitación y duda si abrir la ventana...

Y... Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!