Fieles a nuestros fieles, hace ya algún tiempo acometí la temible empresa de prometer un monográfico de esos "inabordables", cortesía de Mr. Lombreeze, a quien no sólo le prometí un acercamiento (y ya iba siendo hora, por cierto) a David Wark Griffith, sino el intento de plasmar su vasta filmografía desde sus comienzos, que se remontan a más de un siglo. El comienzo, aviso, estará compuesto de "cuatricomías" de aquellos lejanos cortos que Griffith filmó compulsivamente para la Biograph; y sin extendernos mucho (como es la norma del blog), sí intentaremos señalar qué elementos nos parecen sustanciales y elementales para el entendimiento del que es considerado el verdadero padre del cine moderno.
THE ADVENTURES OF DOLLIE, por ejemplo, parece ser, si no lo primero que filmó Griffith, desde luego lo más primerizo que se conserva. Se trata de un sorprendentemente ágil ejercicio de suspense narrativo (sí, ya encontramos elipsis en 1908!!!) en el que tanto el escenario (natural, por añadidura) como los personajes se encuentran acotados por el gran hallazgo de esta pequeña pieza de poco más de diez minutos, como es la causa y efecto que nos llevan de un apacible día de campo de una pareja con su pequeña hasta el posterior rapto de ésta por un gitano y la fechoría, más por envidia, de meter a la niña en un barril y lanzarla al río. El periplo de dicho barril constituye, al intercalarse con la desesperación de los padres, un ejemplo de lo que es adelantarse a su tiempo.
THE TAMING OF THE SHREW adaptaba un pequeño "bocado" de la obra original de Shakespeare, y lejos de conformarse con un simple teatrillo filmado (algo a lo que se prestaba perfectamente esta inmortal comedia), Griffith dota de intensidad un corto que aúna a su gusto por el slapstick, un dominio del espacio que los actores deben ocupar en pantalla, no ya como composición, sino como gesto meramente cinematográfico. Con Bitzer en ocupaciones sólo de fotografía, Griffith asumió en solitario la dirección, aunque contó con el carismático Harry Solter en la elaboración del guion.
En cambio, THE SONG OF THE SHIRT (adaptación de un relato de Thomas Hood), es una desgarradora historia en torno a la inclemencia de un patrón demasiado severo y que muestra toda su insensibilidad hacia una joven a la que explota sin misericordia y que sólo le pide ayuda para su hermana enferma. Un dramón en toda regla, sí, pero también una lección de intensidad y modulación dramática con los mínimos elementos, apenas cuatro escenas y tres personajes principales. Nótese la habitual inclusión de los mismos técnicos y guionistas como "extras"; aquí, tanto "Billy" Bitzer como Solter desempeñan dichas funciones.
Para terminar por hoy, y como muestra del eclecticismo de esta primerísima época de Griffith, THE BLACK VIPER, un destartalado y poco consistente ejercicio de cine de aventuras (entiéndase la licencia por mi parte), donde un frustrado intento de rapto termina con una venganza plasmada en las siempre convincentes imágenes de un incendio provocado. Difícil de rodar, pero con menos personalidad; de hecho, no queda claro el porcentaje de autoría a repartir entre Griffith y McCutcheon.
Y supongo que será el próximo lunes cuando proseguiremos este exhaustivo repaso. Hasta entonces, saludos.
2 comentarios:
Faraónica misión la que se ha encomendado. Estaremos atentos a esta saga.
Con dedos cansados y magullados,
Con párpados pesados y enrojecidos,
Una mujer se sentó, en harapos poco femeninos,
Manejando su aguja e hilo —
¡Cose, cose, cose!
En la pobreza, el hambre y la suciedad,
Y aún, con tono de voz doliente,
Cantó “La canción de la camisa”.
Me parece una pasada lo que hace Griffith en diez minutos, y eso que la copia es ínfima...
Yo es que este monográfico se lo debía...
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