martes, 8 de febrero de 2011
Érase una vez la imaginación
1988, el director José Luis Cuerda decide que ya está bien de tonterías y decide ser respetuoso al 100% con el público con una fórmula sencillísima: perderse el respeto a sí mismo. Bueno, más una pérdida de solemnidad que de respeto, que sería más apropiado para intentar explicar qué diablos significa AMANECE, QUE NO ES POCO, un título de nuestra filmografía elevado ya a la categoría de culto cultísimo y venerado por aquellos que aún creían por entonces que era posible empezar a construir "algo", sea eso lo que quiera significar. El caso es que nos encontramos ante una obra tan inclasificable como sorprendente, tan divertida como repleta de inteligencia; una película irreverente y poseedora de un universo tan personal como plegado sobre sí mismo. Para la historia quedarán momentos tan delirantes como la llegada en sidecar de esos improbables padre e hijo (Ciges y Resines), directos desde Oklahoma, donde el hijo imparte clases en su ilustre universidad y que van a pegarse un año sabático; el cura (Cassen), que imparte misa como una estrella del rock y es vitoreado por los fieles; un negro ateo, vestido de pastor y que es el único que no va a misa; un cabo de la Guardia Civil (Saza) que vigila a los novios para que se achuchen como es debido y además multa a quien no se emborrache como es debido, aguantando el anís mientras escucha ópera en la tasca del pueblo; a la gente se la encarcela por plagiar a Faulkner, se eligen mediante votación a las adúlteras de la próxima temporada, la puta, el tonto...; los jóvenes casaderos salen de la tierra y son regados por sus prometidas; las clases se dan en clave de gospel negroide y los pueblerinos conversan con un grupo de estudiantes americanos que les preguntan por su fascinante manera de ser y son contestados con un "No, yo soy un ser elemental y terriblemente atado a mis pasiones, así que no puedo ser fascinante".
Todo eso y mucho más es AMANECE, QUE NO ES POCO; si aún tienen la suerte de no haberla visto prepárense para una de las películas más originales, surrealistas e irreverentes de todos los tiempos. Y si no les gusta es mejor que sigan viendo "Sálvame" mienttras fuman en pipa o que se deshagan inmediatamente de su colección de chaquetas de húsares... Palabra.
Saludos de amanecida.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
3 comentarios:
Enorme, un clásico por derecho propio, la volví a ver hace nada y flipé tanto como hace 20 años.
De esas películas de obligado visionado.
Y el lugar dónde se filmó merece la pena ser visitado.
Paso por aquí desde el blog de Alamut.
Saludos
A mí me pasó algo diferente: me gustó mucho en su momento, pero al volver a verla hace unos días, me resultó intragable. Todo me volvía a sorprender y a hacer mucha gracia, pero la narración me parecía torpe y agarrotada. Qué decepción. Saludos.
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