miércoles, 18 de noviembre de 2009

Quien mucho abarca...

No me gustaría caer en el exceso desmantelador ahora que por fin voy a comentar la última película de Alejandro Amenábar, más que nada porque me da la impresión de que ÁGORA ha sido realizada con la mejor de las intenciones y con un verdadero cariño hacia lo que se pretende contar. Lo que se "pretende" contar.
Porque una vez vista, nos damos cuenta automáticamente de que ÁGORA no va a durar mucho en nuestra memoria cinéfila, convertida en un "quiero pero no puedo", o mejor en un "quiero pero no sé cómo". Lo primero que veo como un error es la figura de Hipatia, que deja de ser un personaje con entidad suficiente para llevar el peso de la narración para terminar siendo simplemente una obsesión demasiado evidente de Amenábar. Da la sensación (y aquí más que nunca) de que el director español ha asumido definitivamente su papel de alumno aplicado, de cerebrito aventajado, y nunca realiza un film, independientemente de su índole artística o comercial, sino una mera exposición más o menos fiel de algo que ocurrió en un momento determinado. Este extraño "nuevo academicismo" enfría cualquier atisbo de emoción, nos importa un rábano que Hipatia esté a punto de hacer el descubrimiento de la elipsis; así como el batiburrillo formado por judíos, cristianos y... ¿dónde se ha dejado a los musulmanes? no pasa de ser una (otra) visión políticamente correcta sobre la convivencia utópica de los diferentes credos bajo el manto unificador del conocimiento, la cultura, la filosofía en la que cree Hipatia ¿Que está bien recreada la época y el lugar? Pues sí, para eso había pasta ¿no?, es lo menos que Amenábar podía hacer. El problema de fondo es otro, ni siquiera las interpretaciones, a veces interesantes y otras insustanciales. El problema viene reflejado por la misma esquizofrenia del film por abarcar tanto lo mínimo como lo máximo en esos juegos de cámara que van desde el espacio exterior hasta el polvo del suelo; Amenábar apenas cuenta nada, ni elevado ni arrastrado, y eso es simplemente un lastre demasiado pesado para que ÁGORA pase a la historia del cine... que no lo hará.
Saludos astronómicos.

3 comentarios:

Crowley dijo...

Hastiado he quedado de la megacampaña publicitaria que se le ha dado al que parece ser el único director de este país. Un director muy hábil con la cámara pero muy pobre en lo argumental. Mucho ruido y pocas nueces.
Saludos

Anónimo dijo...

Hola:

Leo a menudo tu blog desde que lo descubrí, hace cosa de un mes. Quería felicitarte por la asiduidad con la que actualizas y, de paso, puntualizarte una cosa de este post. Y es que imagino que los musulmanes no aparecen en la película porque esta religión no aparece hasta el siglo VII, y creo que el film transcurre antes de la aparición de Mahoma.

Por lo demás felicidades por el blog, y un saludo

dvd dijo...

Pues sí, es verdad... lapsus linguae... y perdón...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!