sábado, 14 de noviembre de 2009

En busca de la especia perdida

Puede que sea DUNE uno de los títulos de los que más se ha discutido en la red, creando toda una mitología a su alrededor que la ha favorecido en la misma medida que la ha podido perjudicar. Personalmente, DUNE estaría en un confortable lugar templadito dentro de la convulsa y contradictoria filmografía de David Lynch, actualmente el único director que es independiente y mainstream al mismo tiempo.
Me gusta DUNE, ahora como un perverso divertimento; hace veinte años, cuando la descubrí en plena euforia cinéfila adolescente, como un oscuro (y necesario) contrapunto al sci-fi para toda la familia de Lucas o Spielberg. Lynch tuvo que comprimir en un largometraje el vasto e intrincado laberinto de la megasaga ideada por Frank Herbert en plena eclosión lisérgica de los sesenta; una especie de compendio sociológico-político-libertario-revolucionario que nunca fue atacado por la censura precisamente porque su autor situó la acción muy lejos en el tiempo y en el espacio, cuando DUNE no es otra cosa sino un duro rapapolvo al capitalismo salvaje y sus devastadoras consecuencias ecológicas. He leído gran parte de los libros de Herbert y debo admitir una cosa: donde en aquéllos se impone la inteligencia y el sarcasmo, en el film de Lynch lo imperante es la subversión, el tono grotesco y la constante lucha entre el supuesto mesianismo de Paul Atreides o la posible e irreversible caída a un lado muy oscuro. Herbert nos hablaba de una especia capaz de expandir la consciencia infinitamente, y aparte de lo que usted y yo pensamos, lo cierto es que prefiero ver esto como una excusa que poddría ser cualquier cosa, ahora petróleo, café, e incluso agua, un agua inexistente en el planeta Dune; porque hablamos del cáncer de cualquier planeta: la explotación indebida de sus recursos. Luego, Lynch despliega su particular poder imaginativo y lo inunda todo de personajes deformes y esa oscura lujuria masoquista, más acorde con BLUE VELVET que con una saga espacial; pero reconozcámoslo: en otras manos, manos más convencionales, DUNE hace tiempo que se habría perdido en un viejo catálogo de VHS; en cambio, veinticinco años después nos encontramos ante una obra genuinamente "de culto". Algún día definiremos este concepto y lo pondremos, entre todos, al día.
Saludos arenosos.

4 comentarios:

Cinemagnificus dijo...

Plenamente de acuerdo. Excelente comentario.

Damián de Haedo dijo...

La vi hace tanto... Fue muy criticada en su momento. Igual Lynch es siempre un tipo interesante, distinto y que merece nuestro respeto.

Luis Cifer dijo...

yo creo que la peli en manos de Josorowski hubiera sido bastante más afín al libro y mejor película. Lynch asumió el encargo cuando estaba ya muy avanzado el proyecto y nunca se sintió cómodo, de hecho ni siquiera la considera como una peli suya.
A mí el libro me parece bastante mejor.

Dr. Quatermass dijo...

Es muy simple, si has leído el libro y lo tienes en la cabeza, la adaptación es buena. Si no lo has leído, no te enteras de nada.

Tengo que reconocer que visualmente me atrae.

Saludos!

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!