Decía Martin Scorsese (y siempre hay que estar muy atento a sus palabras) que su idea principal para una película de boxeo partía obsesivamente de GENTLEMAN JIM, de su habilidad para saltar de un tono a otro sin que el ritmo se resienta, e impregnando de la frecuencia pugilística todo su metraje. Es por ello que podemos afirmar que estamos ante uno de los mejores films de este género, aunque no nos podríamos quedar en esta superficie. Antes, tenemos un estupendo retrato de clases, con Jim Corbett, un humilde empleado de banca, que termina convirtiéndose en el primer campeón de los pesos pesados con el uso de guantes; de su ascenso social, y también de los recelos clasistas de quienes despreciaban a los boxeadores, retratando un mundo de apuestas ilegales. También es una comedia romántica, donde se luce perfectamente Errol Flynn, que borda el papel del entusiasta Corbett (estamos ante una autobiografía), un tipo tan talentoso con los guantes, noble con las injusticias y torpe con las damas. Una de esas películas que contienen un carácter especial, que la coloca un peldaño por debajo de la excelencia, pero con un encanto casi podríamos afirmar que seminal. Y Scorsese también lo piensa...
Saludos.
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