Hablar de GOODBYE Mr. CHIPS, de 1939, es hablar de un film certero en lo narrativo, melancólico sin caer en dramatismos, efectivo a la hora de reflejar el espíritu del docente por vocación, como el propio Chipping deja claro en su última frase ("He tenido miles de hijos..."). Pero hablar del film de Sam Wood es hablar, no cabe duda, del descomunal trabajo de Robert Donat, uno de los más impresionantes de la historia del cine, y que le valió ganar el oscar a mejor actor en el considerado mejor año de este certamen, donde, entre otros, ganó nada menos que a Rhett Butler. Donat, que contaba con 34 años, encarna a este profesor de la escuela de Brookfield, desde que llega en 1870, hasta su muerte ya pasada la WWI. Aún hoy día sigue impresionando la caracterización de Donat, lo matizado de su interpretación casi perfecta, y cómo lleva prácticamente solo el peso de este legendario film, notable sin llegar a la excelencia. Ni rastro aquí del incomprensible musical del remake, y el personaje femenino del gran amor de Chipping es menos acaparador, aunque Greer Garson intensifica su personaje en el que era nada menos que su debut en el cine. Una de esas películas que se pueden encasillar como "clásicos de toda la vida", sin que resulte peyorativo, pues así ha quedado, como un estupendo trabajo de cine clásico, así como uno de los más sentidos homenajes a esa nunca suficientemente valorada profesión de enseñar(nos)...
La cualidad oculta: hacernos llorar con una sonrisa.
Saludos.
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