Una de las películas en las que me parece más necesario separar su logro artístico de sus licencias (y en este caso son muchas, aunque no lo parezca) es MISSISSIPPI BURNING, piedra angular en la impresionante filmografía de alan Parker y posible detonador de un policíaco que a partir de entonces se tomó muy en serio las formas. No hay medias tintas en este áspero e intenso drama racial, porque así lo pretende el rocoso guion de Chris Gerolmo, sin ocultar a los culpables de un terrible asesinato en un pueblo del Sur más racista, justo en la ascensión al poder del aperturista Kennedy. Más que una investigación es una denuncia, un grito de impotencia que se eleva desde la impunidad de los asesinos, recorriendo cada fotograma con una precisión que asusta. Y lo es tanto como la complicada relación entre los dos investigadores del FBI (unos inolvidables Willem Dafoe y Gene Hackman), con métodos de trabajo diametralmente opuestos, y que chocan con la asfixiante atmósfera de un lugar que parece haberse quedado anclado en el peor de los tiempos. ARDE MISSISSIPPI es ese tipo de película, la tomas o la dejas, y no te va a pedir tu opinión, porque esa es la última moraleja desprendida de sus terribles imágenes: quizá lo ortodoxo no siempre sea lo correcto.
La mejor película de su autor, y no es poco.
Saludos.
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