Resulta completamente imposible adivinar qué película habría sido KLONDIKE ANNIE de no haberse topado con una radical e injustificada censura. Poniéndonos en contexto, ésta es una "película de Mae West", con todo lo que ello conllevaba en unos años treinta que no estaban preparados para la bomba sexual de Brooklyn. El caso es que el argumento parecía premeditado, y la historia de una prostituta "protegida" por un acaudalado chino en 1890 ya contiene exotismo suficiente. West es el paradigma de la mujer empoderada, irresistible por algún extraño motivo, pues no era ni mucho menos la más hermosa del lugar, pero que posee un arsenal de armas, habiéndose fajado en una vida sin tregua ni acomodos. Ela no aguanta los celos del oriental, así que agarra el primer barco y se marcha sin rumbo, pero allí hechiza con sus encantos al capitán (Victor McLaglen), que la lleva hasta las frías tierras de Alaska, donde logra ocultarse de la justicia haciéndose pasar por una religiosa que muere de enfermedad en el barco. Ahora bien ¿huir de la justicia? La miopía de la censura, como decíamos antes, pasó por alto el mínimo detalle de que la reciente e improvisada "hermana Annie" ha huido porque se la busca por el asesinato de su amante, hecho éste que se escamotea plenamente, por lo que existe un extraño raccord narrativo, que hace bajar enteros a un film que podría haber sido bastante mejor, pero que una vez más se queda en un trabajo correcto, aliñado por esa señora que a sus 43 años desayunaba incautos sin perder el rímel...
Correcta y curiosa, sin más.
Saludos.
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