jueves, 16 de febrero de 2023

Lapislázuli de lágrimas


 

Qué faltita le hacía al cine español una película como UNICORN WARS, y no sólo al de animación. Hartos ya de "Tadeos" y compañía, lo que Alberto Vázquez nos planta en las narices es un metajuego diabólico, un descenso a lo peor del alma humana de la mano de unos simpáticos ositos, cuyo principal cometido en la vida es exterminar hasta el último unicornio vivo, tal es su belicosa naturaleza. Los unicornios son mostrados como seres nigromantes, oscuros, que amenazan desde las sombras al pueblo osito, ayudados por una horda de simios caníbales. Sin embargo, esto no es más que la fachada, el retruécano para hacernos pensar sobre lo que estamos viendo. Ositos de colorines, pero mal hablados, violentos, repletos de envidia y rencor, adoctrinados en una academia que los ha de convertir en asesinos sin escrúpulos. Entonces algo anda mal, y puede que esos unicornios de fiero aspecto no sean la verdadera amenaza, sino los guardianes de un equilibrio natural aunque incomprendido. La metáfora no es gratuita, y queda perfectamente explicada en una secuencia final que por supuesto no voy a desvelarles. Lo que sí les digo es que vean cuanto antes esta absoluta maravilla, un cuerpo extraño a todas luces, que nadie acierta a ubicar, pero que ya dejó atónito a medio Sitges, y rubricó ganando merecidamente el Goya a mejor film de animación. Yo, lo único que espero es que esto no se detenga aquí, y que podamos asistir a una inesperada eclosión, la del cine de animación para adultos de corte libérrimo y punkarra. 
Absolutamente maravillosa. Los créditos, a golpe de Sludge Metal coruñés, impagables... No se la pierdan por nada del mundo.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!