A menudo indicamos como fundamental el equilibrio dicotómico entre fondo y forma, a la hora de encontrar las palabras precisas que nos lleven hasta la valía de una obra, o la falta de la misma. Esto me ha parecido evidente en NANNY, un film de esos que se cuelan en plataformas sin hacer mucho ruido, y que suelen olvidarse con la misma premura con que se estrenan. De no pretender ser un film de terror (produce Blumhouse), podríamos afirmar que estamos ante una nueva disección psicosocial en clave racial, un poco a lo Jordan Peele, pero con un trazo incomprensiblemente grueso. Se le nota a Nikyatu Jusu la bisoñez, cómo claudica ante planos bien estructurados, olvidándose durante mucho tiempo de contar qué diantres está pasando; esto confluye en que su supuestamente devastador desenlace quede en un wtf incompleto y chantajista, como ideado a toda prisa. Y es una pena, porque de haberse quedado con el angustioso día a día de su protagonista (Anna Diop, una revelación), no hubiesen hecho falta los elementos sobrenaturales, que terminan siendo lo peor de un film que se rinde a la forma, sulfatando un interior huero. En resumen, está muy bien filmada pero lo que cuenta carece de hondura e importancia.
Prescindible, aunque habrá quien la encuentre entretenida.
Saludos.
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