La de hoy es muy curiosa, mucho. Se trata un film que encarna todo lo opuesto a lo que comentábamos ayer, y que sirve perfectamente para ilustrar ese cine pedante, que se cree mejor de lo que es, y que por el camino desaprovecha inútilmente cada hallazgo, que los tiene, en pos de un narcisismo que no le corresponde, ni por entidad ni por calidad intrínseca. THE APPOINTMENT, de 1982, fue el único trabajo en la dirección del escritor y guionista Lindsey C. Vickers, que elaboró una farragosa historia de fantasmas, imposible de entender como tal, que por un lado parece un capítulo de los Roper, por otro un execrable retrato pedófilo/incestuoso, y que, finalmente y en realidad, no es más que un montón de postales supuestamente impactantes para un único y marciano propósito: filmar un accidente de tráfico en una secuencia que dura como diez minutos. Y me toca los cojones esta película, porque este señor tenía a un gran director de fotografía, Brian West, y a un enorme compositor (aunque en sus comienzos), Trevor Jones. Además, la idea de partida es interesante y está bien resuelta, con una muchacha literalmente engullida por el bosque, pero es que el resto no tiene puñetero sentido. Es Edward Woodward (ese señor que parece el gemelo de Michael Caine) discutiendo con su esposa, y luego queriendo entrar en la habitación de su hija, y luego llevando el coche al taller, y el coche cargándose al mecánico, y por lo tanto el coche se queda a medio arreglar, y fallan los frenos... Todo muy estático, con mucha cámara lenta, como Leone pero mal, y con ese tufo de los que en un momento dado se dicen a sí mismos que han hecho una genialidad, cuando no es más que una paja sin amor, ni propio ni ajeno...
Es difícil de encontrar, y en las islas mantiene un cierto culto que no comprendo del todo. No se pierden nada si no la ven.
Saludos.
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