Hace calor, que diría otro. Y con la canícula, son varios los vecinitos que proliferan, como si se tomaran sus vacaciones a nuestra costa, con el fastidio que conlleva. Los hay más o menos grandes, más o menos repulsivos, o más o menos insidiosos, pero hay unos que nos visitan como si siempre hubiesen estado ahí, o les hubiéramos prestado la llave de casa por motivos no aclarados. Las cucarachas, que pasan por ser uno de los animales más limpios, nobles y fuertes del mundo, pero que arrastran una fama totalmente contraria, lo que provoca ataques de histeria cada vez que nos vemos obligados a perseguirlas con la escoba, el spray o el primer arma homicida que encontremos. MIMIC, además de suponer la entrada definitiva a la meca del cine de Guillermo del Toro, iba sobre cucarachas que habían desarrollado una cualidad de resiliencia insólita ante la amenaza de exterminio: imitar la forma de su depredador para combatirlo. MIMIC cumple 25 años en estas fechas, y entonces supuo un cierto éxito de taquilla, entre los que ya iban deslumbrados con la potencia visual del mexicano, tanto como los que descubrían al que sería uno de los grandes renovadores del cine fantástico y de terror. La película, sinceramente, ha envejecido regular, con algunos momentos bien conseguidos, pero con el lastre de un guion embarullado, que no termina de decidirse por un tono cohesionado. Es un film entretenido, que adelantaba muchas constantes de su autor, pero que no ha quedado como uno de sus grandes títulos.
Mientras, nos seguimos preguntando qué diablos pasó con Mira Sorvino...
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario