Hay ocasiones en las que es necesario parar, retomar tras reflexión, y continuar renovado. Dicho esto, y pese a que aún queda algo de tiempo para el obligatorio parón estival, sigamos. Y hagámoslo con una película que he visto bajo insidiosa recomendación, algo que nunca me ha traído positivas consecuencias. Se trata de un anime estrenado en Japón hace un par de años, en plena pandemia, y que, sea por su calidad intrínseca, sea por el momento especial en el que se presentaba, fue todo un acontecimiento en su país de origen, rompiendo todos los records de asistencia y posicionándose como "continuador del prestigio de Ghibli". Les prevengo: esto no tiene nada que ver con aquello. KIMETSU NO YAIBA: MUGEN RESSHA-HEN no es más que la película consecuente, desprendida de la serie que, asimismo, provenía del manga de Koyoharu Gotoge. Esto no es necesariamente malo, pero sí el tufillo a "efecto Dragon Ball", con el inefable carrusel de mañas, posiciones, trucos y habilidades, siempre descritas con pedagogía concienzuda, y que desconcierta por esos personajes constantemente pensando en voz alta, sin opción a la sugerencia psicológica. En definitiva, un producto, eso sí, impecable en lo técnico, pero que es un pálido reflejo de la hondura psicológica y emocional de los films de Miyazaki, por mucho que fotogramas como el que esto ilustra nos puedan llevar a un equívoco nostálgico.
Saludos.
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