Recuperando a de Palma (ejercicio que recomiendo vivamente), me acordé de BLOW OUT, quizá uno de sus homenajes más evidentes al cine de su reverenciado Hitchcock. Y no sólo por el suspense que recorre el film de parte a parte, y tampoco por la tragedia de su protagonista (un solvente John Travolta), incapaz de apresar lo que siempre cree tener a mano. No es casual su profesión, técnico de sonido en películas de serie B; de ahí se desprende gran parte del espíritu de la cinta, cuando presencia un extraño accidente mientras recopila sonidos en un puente. Ese arranque, y cómo la trama se va complicando, es fascinante; salva a la chica que estaba dentro del coche de ahogarse, pero no repara en el otro ocupante, del que luego se entera que era nada menos que el candidato a la presidencia. La posibilidad de escándalo es inminente, por lo que la policía se encarga de que este único testigo no hable del asunto, ya que la chica era una amante ocasional. Pero hay otro problema que surge mientras vuelve a escuchar la cinta que grabó: el estallido de un neumático, precedido de lo que parece un disparo. Así, se va enhebrando una especie de conspiranoia, donde todo el mundo parece estar implicado, excepto este hombre, el único interesado en sacar la verdad a la luz, quizá atormentado por un pasado en el que colocaba micrófonos a policías infiltrados. Si hubiese sido otro director, podríamos hablar de un thriller de suspense al uso, pero de Palma vuelve al maestro, y vira el último tercio del film hacia otro terreno, prácticamente desechando todo lo anterior y yendo hacia otro personaje, capital, pero que había permanecido en la sombra. Ahí resuenan los ecos de PSICOSIS o VERTIGO, y culmina con toda la fuerza expresiva de la fotografía de Vilmos Zsigmond y una interpretación, breve pero memorable, a cargo de John Lithgow. Me hago cargo de la controversia, de los cambios abruptos, casi caprichosos; pero también de la libertad creativa de su autor, sin miedo al plagio y sin perder de vista de dónde proviene su motor creativo. Aunque sólo sea por eso, merece la pena revisitarla.
Saludos.
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