La quinta temporada de BLACK MIRROR consta, como ocurriera con las dos primeras, de sólo tres episodios, ligeramente más largos, eso sí, pero con mayor atención a los temas a tratar, y relegando el tema tecnológico y/o distópico como herramienta útil, y no como la atracción principal. El primero, titulado "Striking Vipers", parece un hermano menor de MOONLIGHT (es la segunda vez que Brooker me hace pensar en un film al que tampoco tengo tanto aprecio), aunque la excusa es otra muy diferente a cualquier tipo de ambivalencia sexual. Dos amigos, los dos apasionados del gaming, se reencuentran tras un tiempo sin verse en el cumpleaños de uno. Éste está felizmente casado, tiene un niño y espera buscar el segundo, mientras el otro sigue siendo un soltero que no pierde la esperanza de seguir ligoteando con chicas más jóvenes. Sin embargo, la vida de ambos da un giro inesperado cuando usan el regalo de cumpleaños: un revolucionario juego de lucha, en el que literalmente el jugador "se convierte" en su personaje favorito. El problema sobreviene cuando uno de ellos, que adopta el rol de una mujer, y tras propinar una soberana paliza a su adversario, decide besarlo, iniciando una retorcida relación virtual, que se prolonga, cómo no, en sucesivas partidas. El episodio no está mal, pese a no mantener con constancia el clima enrarecido acerca de si lo que estos dos amigos hacen virtualmente puede considerarse un brote homosexual, o simplemente es el mejor sexo que han tenido hasta entonces, pese a no ser estrictamente real.
Se deja ver, sin ser ninguna maravilla.
Saludos.
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