Hay un dicho que resulta de lo más útil, sobre todo cuando uno quiere quitarse de encima a un pelmazo, y que viene a decir que "no ofende el que quiere, sino el que puede". Lo que tiene otra lectura, aún mejor, que es la ofensa reprimida de quien sabe que no va a ganar nada con ella. Lo de hoy no tiene tanta importancia como podría presuponérsele, y queda en los márgenes de foros marginales (valga la redundancia), donde moran los jactanciosos de lo deforme y lo inhabitual, bastando algunas sentencias desinformantes para obtener la gloria del azucarillo eventual. Y paso a describir MELANCHOLIE DER ENGEL, insufrible palimpsesto firmado por un anónimo llamado Marian Dora, posiblemente el único director de cine incapaz de aseverar que ningún insecto ha sufrido daños irreversibles en sus rodajes. La cosa es que tal: actores porno en un caserón; doblaje de película yugoslava de los 60; montaje en paralelo de los de toda la vida en una escuela de cine ya fenecida; no guion, no sentido, no intención; recitado engoladillo de maestro fumador de Rex, de los que te cogía de la patilla con fruición babosa. Y el resultado es que ver a gente mear, cagar y vomitar entre caninas, insectos y cerdos degollados no es una reflexión pagano-filosófica por ponerle pasajes en off que elevan a Jorge Bucay a gran narrador...
Aun así, puedo asegurarles que no es lo peor que pueden encontrarse por ahí (digo esto mientras me rasco la cabeza con incredulidad, ya que esto está en YouTube), pero sí lo más largo de lo peor... En fin.
Saludos.
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