lunes, 28 de noviembre de 2016

Romántico en el exilio



Se ha muerto Fidel Castro, la vida sigue y vamos a hablar de una película sobre exiliados, pero no cubanos sino chilenos. Una película extraordinaria titulada DIÁLOGOS DE EXILIADOS, que es la primera que Raúl Ruiz filmó enteramente en Francia y que supone un punto y aparte en esa falacia que los esnobs dan en llamar "cine político". Ruiz, uno de los directores más imaginativos y originales de todo el Siglo XX y parte del XXI, juega al despiste con lo que parece una simple crónica de un grupo de exiliados, sus problemas de integración en aquel París que aún digería la resaca sesentayochista y la promesa de una vida, si no mejor, al menos más digna que en una sanguinaria dictadura. Pero la intención es otra, más retorcida y memorable, con la introducción de un afectado cantante de boleros, simpatizante de la Junta, que de casualidad topa con estos exiliados en sus pisos prestados, pues se encuentra en plena gira francesa, y les suelta unos incomprensibles discursos sobre lo bien que está su país, pensando a lo mejor que ellos están de visita en el país galo. La reacción no se hace esperar y se lo llevan a una fiesta interminable, pero con la intención de secuestrarlo... El film gana enteros cuando realidad y ficción se mezclan, y Ruiz maneja los tiempos narrativos hasta desafiar la propia percepción del espectador acerca de qué está viendo con exactitud y, más importante, si se trata realmente de una crítica política o de una ensoñación surreal, el recorte sudamericano a un país, el francés, que parece invitado de sí mismo...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!