viernes, 12 de junio de 2015

Lo pequeño en primer plano



Si ayer hablábamos de la habilidad de un director para servirse de los diferentes estratos de una historia, de su modulación, para conformar un todo coherente y estimulante, el film que nos ocupa hoy lo perfecciona de tal forma que supone casi una lección de fuera de campo y de narración indirecta. A nadie le hubiese sorprendido que UNA GIORNATA PARTICOLARE se hubiese alzado con la Palma de Oro de 1977; era una de las favoritas y venía de competir en los oscar y llevarse premios por medio mundo, especialmente de interpretación. Pero lo más interesante del film es su estructura, una operación de vaciado que se abre con las estremecedoras imágenes de la llegada de Hitler a Roma en 1938 y el multitudinario recibimiento de Mussolini y, por extensión, de toda Italia... ¿Toda? Porque Ettore Scola invierte las polaridades habituales del cine histórico-didáctico y deja las imágenes en el gigantesco conglomerado de viviendas vacío, pero mantiene el ruido de fondo, las proclamas del discurso, relatando las bondades del estado fascista y glorificando al dios alemán ante la masa enfervorecida. Pero las imágenes son el opuesto, el encuentro casual entre las dos únicas personas que han quedado atrás: una ama de casa, madre de seis hijos, que no puede asistir por no desatender su casa, y un hombre a la contra del sistema, un outsider que parece el único hombre sensato sobre la tierra en ese momento. Con apariencia casi naif, Scola narra el entendimiento entre estos dos seres, solos, incomprendidos, que encuentran en sus múltiples diferencias una razón para comprenderse, para quererse; pero a medida que ambos van desplegando sus respectivas historias, otra cosa va tomando forma, un retrato fidedigno de aquella situación monstruosa, de cómo un país renunció cobardemente a su identidad por ponerse en manos de un loco. Antonietta y Gabriele son las dos caras de una misma moneda, la resistencia ante los invasores, uno desde la disidencia, la otra desde una resignación callada. Dos personajes trazados magistralmente y que, de paso, dejaron a Marcello Mastroianni y Sophia Loren eternamente en el corazón de los humildes, los que pasaron de discursos y prefirieron escucharse mutuamente, en la intimidad.
Obra maestra absoluta.
Saludos.

2 comentarios:

David dijo...

Lo de países que se ponen en manos de locos pasa a todas horas. Mmmm.
Hace unos años que no la he vuelto a ver, pero no veo la actuación de Antonietta y Gabriele como "resistencia". Ella está subyugada como ama de casa, pero no se plantea mucho la situación. Lo que ocurre es que su situación refleja su condición (jo qué pedante parezco; espero que se me entienda). Y él, más que disidencia, lo que tiene que sufrir son las consecuencias de la homofobia del momento. Y sí, él tiene más conciencia política de lo que ocurre, porque si no recuerdo mal, al menos lee y es más bien crítico, pero también "resignado". No sé, no me hagas mucho caso que la tendría que revisar. Pero que no los veo como "resistencia", más bien como "damnificados".

dvd dijo...

Yo creo que las amas de casa son las grandes resistentes en un mundo de gorilas gruñendo.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!