miércoles, 10 de junio de 2015

El tiempo (des)congelado



A aquel Cannes de 1977 concurrieron dos cintas griegas, y muy diferentes entre sí. Al intenso drama histórico de Cacoyannis se oponía el elaboradisimo concepto de "cine total" de Theo Angelopoulos, uno de los mejores exponentes acerca de aquello que Godard denominaba "una cuestión moral": el travelling. OI KYNIGHOI (LOS CAZADORES) es un montante de dominio de los espacios abiertos, planos de complejidad infinita y una feroz crítica social a la hipocresía de su país a la hora de saldar cuentas con su pasado. Mientras la veía no podía dejar de pensar en dos nombres: Béla Tarr y Nuri Bilge Ceylan, o un compendio de ambos algunos años antes de que fuesen conocidos, lo que da una idea de la importancia del legado del director griego, más actual que nunca. Argumento y forma inseparables, formando un todo que estimula los sentidos al mismo tiempo que plantea un mapa extensamente terrorífico que interpela sobre unos personajes que ya no se reconocen, que creen poseer un pasado ensoñado o idealizado, que sólo se verá con claridad cuando topen con un cadáver en la nieve en una partida de caza. El cadáver, que pertenece a un miliciano y que se ha conservado durante 25 años por las nieves perpetuas del lugar, se convertirá en impasible testigo, desde la ubicación en el centro del salón de actos, de la realidad oculta, que enorgullece a los vencedores y obliga a callar a los vencidos. Angelopoulos propone un paseo interminable en el que pasado y presente se confunden a cada momento, los fantasmas del pasado dialogan con las conciencias (más fantasmales aún) de estos "cazadores", símbolo inequívoco de un país a la deriva, en manos de especuladores y besabanderas. Además de una gran lección de cine, de un cine incapaz de envejecer (curiosa metáfora), LOS CAZADORES supone una interesantísima zambullida en los últimos años del régimen que hirió de muerte a una sociedad que, a día de hoy, sigue pagando facturas.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!