En la fina línea que separa la trascendencia del cachondeo, el problema de tomarse demasiado en serio a uno mismo, puede devenir en productos fallidos con una premisa muy interesante. El caso del noruego André Ovredal es paradigmático, y se inició hace unos años con la sorprendente TROLL HUNTER, donde se le daba un vuelta de tuerca a una serie de mitos nórdicos, haciendo valer la autoridad del cuento sobre cualquier rastro de realismo. Ovredal ha vuelto con MORTAL, que podríamos considerar una nueva variación de aquel film, o de aquel sugerente modo de filmar. Más preocupado de abonar el terreno para un final impactante, que de agilizar la narrativa, la película va transformándose, de la incógnita inicial al despiporre de un final, que no por anunciado aumenta el valor de lo que puede parecer un spin off ingeniosoe independiente. La realización es solvente, los actores cumplen (incluso un Nat Wolff que vendría a ser la antítesis del superhéroe), y el lastre proviene siempre de un ritmo cansino y sin chispa. Y sin querer desvelar nada, tampoco hay que ser un genio para intuir de qué va la cosa... ¿Noruega y truenos?...
Más curiosa que entretenida.
Saludos.
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