FEAR STREET PART THREE: 1666, supone una digna conclusión para esta sorprendente trilogía, aunque no logra cumplir las expectativas de cerrar la historia a lo grande. Pese a lo estimulante de llevar el guion hasta un tiempo tan pretérito como el de los primeros colonos, hay decisiones cuanto menos discutibles, y lo que resultaba natural en los setenta y noventa, es puro cartón piedra en un siglo XVII poco creíble. De todas formas, hemos venido a divertirnos, y Leigh Janiak lo sabe, así que no hay muchas explicaciones, y sí un guion trepidante, sin cuartel, que va desembocando hacia un desenlace que no por esperado es menos sorpresivo. Es, finalmente, una trilogía que intenta una tarea loable: reconectar a los abúlicos, sobreinformados espectadores adolescentes de hoy, con una manera de hacer cine que se creía extinta, y a la que se ha vuelto de una forma superficial, no por homenaje sino por incapacidad para crear algo genuino. De todas formas, esta especie de teen slasher (por poner una etiqueta), se detiene antes de empezar a aburrir, y deja una más que inteligente solución para quienes siguen empeñados en poneren pie largometrajes sin nada nuevo que ofrecer.
Saludos.
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