Todas las secuelas deberían aspirar al mismo objetivo que A QUIET PLACE: PART II. No soliviantar lo conseguido en la primera, ofrecer novedades sin caer en el wtf!, o demostrar que se puede ser conciso y coherente. Porque este tipo de películas normalmente suele ser un rebañado de éxito, y en las manos equivocadas el intento desesperado de instaurar una franquicia, casi siempre innecesaria. Pero no, porque John Krasinski vuelve a ofrecer un producto digno y solvente, ninguna obra maestra, pero sí una película muy entretenida y que aprovecha la oportunidad de devolvernos al clima irrespirable de un mundo que ha quedado en silencio, acechado por unos mortíferos alienígenas con oído superdesarrollado. Si tuviese que dejarle algo en el debe, siempre sería el no atreverse a ampliar el porqué de la llegada desde el espacio, teniendo en cuenta que los bichos no tienen ningún rasgo de inteligencia superior, y sí esa insaciable y sanguinaria brutalidad, lo que nos podría haber llevado a pensar en otra raza más evolucionada que hubiese enviado a sus perros de la guerra. Lo digo por la magnífica secuencia de apertura, en la que se ve brevemente esa arribada interestelar, y que personalmente me llevó al impresionante arranque de DAWN OF THE DEAD. Luego, la película va por donde tiene que ir, con momentos de alta tensión, y con un sentido de la concisión que es de agradecer en tiempos del desparrame gratuito. La inclusión de Cillian Murphy es acertada, y el uso de la música, cómo no, da en el clavo cuando es contrastada con los atronadores silencios. Un film muy recomendable, y que deja la puerta abierta a otra nueva entrega... Esperaremos si así es.
Saludos.
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