viernes, 8 de mayo de 2020

Buen apetito



Imperdonable por mi parte, caí en la cuenta de que no había hablado de HANNIBAL, la estupenda serie creada por Bryan Fuller hará ahora unos siete años, aunque los motivos son mucho más imbéciles de lo que parecen. Sí, aún más. La vi entonces, cuando se estrenó la tercera temporada, de un tirón; y hace unos días reparé en ello, y en que mi estupor por la repentina cancelación, sin que hubiese un desenlace más o menos coherente, me enfadó tanto que decidí darle de lado, como un tipo sin paladar ante un banquete gourmet. Para "desentumecerme", o mejor "volver a paladear", decidí centrarme en la última temporada, a fin de intentar comprender el motivo de dicho cese de actividades. HANNIBAL es una serie refinada, con gusto, que se toma su tiempo y se deleita, como su personaje principal, al que da vida un magistral Mads Mikkelsen, que redimensiona el personaje sin deberle casi nada al antológico Anthony Hopkins. Esto suele suponer un arma de doble filo, si no se tiene un bagaje curtido, no creo que tanto en series, sino en narraciones de ritmo lento, más asociadas al cine que a la televisión. El resto de intérpretes está a la altura, con el sorprendente Hugh Dancy dando réplica como un agente con un don muy especial, el gran Larry Fishburne, o una remozada e inquietante Gillian Anderson. Es cierto que se abusa un poco de las subtramas, llegando a conformar un conglomerado de sensaciones yuxtapuestas, que llegan a hacerse... indigestas, aunque siempre hay alguna sorpresa para salvar los muebles. La fotografía de Karim Hussain es excepcional; la música de Brian Reitzell es una de las mejores de la televisión reciente; y en la extensa nómina de directores, sobresalen nombres como Vincenzo Natali, David Slade, Peter Medak o Neil Marshall.
Sigue siendo ambiguo encontrar el motivo principal de la cancelación, pero es cierto que la tercera temporada (en mi opinión, la más floja, sin ser en absoluto un desastre) se regodea en demasía, zarandeando primero a Hannibal Lecter desde Florencia hasta de nuevo los Estados Unidos, pasando por su más que extraña detención (que es lo más cerca que está del film de Jonathan Demme), y rematando con la introducción, algo forzada, del "Gran Dragón Rojo", que efectivamente parece cogido por los pelos de unos guionistas que parecen agotados de exprimir el intrincado imaginario de Thomas Harris. Y todo, para llegar a un clímax final que podría haber dado mucho de sí de haber continuado la serie, pero que nos ha dejado con cara de tonto y ganas de más, aunque creo que no va a poder ser...
Saludos.

2 comentarios:

black market bastard dijo...

Creo que la abandoné a mitad de la segunda temporada....había cosas que me subyugaban...pero otras que no terminaban de convencerme. Al final desistí, pese a como bien dices, las mas que notables interpretaciones, música y fotografía.
En cuanto a finales de ese estilo...para mí los mas dolorosos han sido los de Carnivale, The knick o Deadwood
Saludos confinados

dvd dijo...

Buenoooo!!!... CARNIVALE y THE KNICK, dos de las mejores series de la Historia, pero sin duda. DEADWOOD llevo años queriendo hincarle el diente, sin poder hacerlo, no sé por qué. Espero subsanarlo en cuanto pueda.
Un saludo, y ánimo...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!