viernes, 13 de diciembre de 2019

Uf



Uf, sí. U y Efe. Porque llevo mucho tiempo defendiendo con uñas y dientes el cine de Jim Jarmusch, la honestidad con la que reclama una salida al exterior de los cineastas no visibles, sin temor ni vergüenza, sin complejo de inferioridad. Y resulta que THE DEAD DON´T DIE es una canallada, simpática pero muy lejos del cine que Jarmusch venía haciendo. Y aún más canalla me parece que abrieran Cannes con esta película, aunque de Cannes ya no me sorprende nada. Lo que sí me sorprende es la dejadez con la que Jarmusch va desentendiéndose de la película, cuando el preámbulo es interesante (la primera escena de Iggy Pop es para descojonarte vivo). Sí, claro que es una comedia, de ahí el tono general; y claro que siguen estando ahí las metarreferencias, esta vez poniendo el acento en una sociedad literalmente zombificada, que ya no reviven para comer cerebros, sino para seguir atiborrándose de sus antiguas adicciones. Incluso Jarmusch roza la genialidad durante un par de minutos, cuando tira abruptamente la cuarta pared en un diálogo entre unos apáticos Bill Murray y Adam Driver. Ni lo sueñen, sin querer destriparles nada (nunca mejor dicho), lo que sigue es una ida de olla pero por la cara, y a la que es imposible encontrar una explicación. En fin, que es Jarmusch, y siempre puedes esperar algún chispazo de su genio, pero es seguro que no se trata de su mejor film ni de lejos.
¿Autohomenaje? ¿Hartazgo existencial?...
Uf...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!