No es GLORY ALLEY uno de los títulos más recordados de la extensa filmografía de Raoul Walsh, pero sí es uno en el que merece la pena detenerse, aunque sea para elogiar su facilidad para integrar géneros en una historia sencilla pero eficaz. Socks Barbarrossa es un prometedor boxeador de New Orleans, que abandona en mitad de una pelea, sembrando las dudas sobre su valía como púgil. Temiendo perder por ello a su prometida, Angie, una bailarina de origen francés, se alista para la guerra de Corea, de donde regresa convertido en héroe, pero con el repudio del padre de ella. Así, el guion de Art Cohn nos lleva desde el mundo del boxeo hasta el musical, con unos estelares Louis Armstrong y Leslie Caron (de la que recuerdo que sigue viva y estupenda a sus 92 años), mientras pugna por salir una interesante reflexión acerca de qué es realmente el valor, o para qué sirven los héroes.
Es cortita, se ve en un suspiro y tiene algunas escenas de un realismo al que ya empezaba a cogerle el gusto Walsh. Tan sólo se echa de menos un protagonista con mayor carácter y talento que Ralph Meeker.
Saludos.
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