sábado, 17 de marzo de 2018
La certeza de estar equivocado
Todas las películas que subyacen dentro de EL ABRAZO DE LA SERPIENTE quedan pronto difuminadas, trituradas bajo el poderoso mensaje que late insistentemente en este crudo y hermoso relato sobre, efectivamente, el fin de la humanidad, de una forma de entender la humanidad. Ciro Guerra no se conforma con el retrato conradiano, como tampoco se extasía con la aplastante belleza del Amazonas, principio y fin de una fábula que siempre intenta dar un paso más allá, como sus personajes, en constante búsqueda de algo que quizá no exista, o que a lo mejor es otra cosa. La Yakruna es una flor de míticos poderes que crece en algún remoto rincón de la selva, y el film, escindido en dos tiempos narrativos, cuenta la peripecia de dos botánicos que la buscan obsesivamente. Ambos, con cuarenta años de diferencia, lo hacen junto a Karamakate, el último superviviente de su tribu, un chamán que vive apartado de los hombres y que abomina a los explotadores del caucho. A lo largo de ambos viajes, Guerra propone una experiencia que va más allá de lo iniciático, que funde a sus personajes con una selva que los observa impasible y que consigue que entendamos los oscuros motivos por los que el progreso también es sinónimo de extinción.
Una película hermosa, y también terrorífica, y con sentido del humor. Y se hacen muy pocas películas así hoy día...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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