miércoles, 9 de septiembre de 2015

Desconcienciados



El último film de Kelly Reichardt (que también he dejado pasar dos incomprensibles añitos) comparte título con la obra maestra de Arthur Penn. Fin de las coincidencias. NIGHT MOVES es otro sutil y escurrdizo galletazo en los morros del sistema, donde más le duele al sistema, que es donde sus alargados brazos no llegan, Reichardt violenta el espacio vital de un grupo de activistas de la naturaleza (perroflautas y terroristas ecológicos también nos vale) para enfrentarlos a sus propios actos y, de paso, demostrar que tras toda acción han de enfrentarse unas consecuencias que, a veces, se escapan a nuestro conocimiento y control. Aquí no hay buenos ni malos, de hecho ni siquiera queda muy claro cual es la verdadera amenaza que van a combatir, ya que se trata de una ignota presa junto a un lago de pesca (uuuhh, qué miedo). Así que Reichardt traslada el meollo de la trama desde el trío protagonista hasta sus cuitas personales, los coloca en modo humano y muestra todas sus dudas y debilidades; lo que van a hacer no es ninguna tontería, es prácticamente un acto terrorista, y es paradójica la descripción de sus ambientes cotidianos: quitando a un ambiguo Peter Sarsgaard, ella se dedica a hacer sesiones de relajación oriental y él vive en una comuna en pleno bosque, donde cultivan verdurita ecológica. El cine de Kelly Reichardt es así, utiliza personajes normales, casi anodinos, y los empuja a situaciones desesperadas en las que deben tomar decisiones que cambiarán sus vidas dramáticamente. NIGHT MOVES no es tan estimulante como, por ejemplo, WENDY & LUCY, y su clima se antoja frío y en exceso desapasionado, pero es precisamente esa ambigüedad la que la pone a salvo de cualquier demagogia barata 2.0. Cine a ras de suelo, incómodo, con el que pensar por uno mismo no está reñido, e incluso es recomendable...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!