Como mañana no estaré por aquí, cerraré la semana cinéfila con una cosa de esas que suele agradar a la muchachada sin muchos picos de discusión, a ver qué pasa.
Primero, aunque supongo que lo saben, debe ir mi escaso conocimiento del proceloso mundillo del anime, probablemente reducido a las maravillas de Miyazaki y salpicado con títulos que me van llamando la atención de vez en cuando. Este es el caso de TEKKONKINKREET (sí, el titulito se las trae), que me atrajo a primera vista por ciertos cambios estéticos, que le daban un aire entre renovador y rupturista, teniendo en cuenta que, dejando a un lado la calidad global, el anime se suele repetir en sus estructuras más que el ajo a mediodía. Y la primera curiosidad es que el director no es japonés, sino un estadounidense llamado Michael Arias, cuya influencia me parece decisiva para que la entidad propia de este film brille con luz propia. Técnicamente se trata de otra virguería visual, con unos "movimientos de cámara" prodigiosos y unos diseños que rozan la obsesión por lo perfecto. Sin embargo, vamos a lo interesante, a la historia; porque TEKONKINKREET cuenta una historia realmente poderosa y esto sí que no es tan habitual. Cuesta un poco sintonizar al principio, donde hay más mareos que desarrollos, pero poco a poco el argumento se va desplegando ante nosotros y se nos muestra una ciudad atenazada por la mafia y donde un par de huérfanos defienden su territorio de forma suicida. Sí, claro que choca ver a los chavales dar saltos de veinte metros, pero es Japón al fin y al cabo, así que hay que abrir los ojos y quedarse con el intenso tempo, deudor del maestro To o del mejor Kitano, y disfrutar con lo bien que se va desenredando el ovillo hasta un final estremecedor, duro y poco complaciente. A mí, que no soy ningún fanático, me encantó; la recmendación está hecha.
Saludos por los tejados.
2 comentarios:
La recomendación está hecha y está aceptada, porque es una peli que siempre que veo alguna imagen suya, me apetece verla, así que...
Un saludo
Es bastante buena, porque intenta desesperadamente salirse del "Miyazakiato" e impone una visión más amarga y desencantada de la violencia... Muy recomendable...
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