Al ternativas sobre todo porque es refrescantemente insólito encontrarte con un film proveniente de la procelosa Corea del Sur y llevarte varias sorpresas, alguna de ellas incluso agradable. Y es que ONCE UPON A TIME IN SEOUL merece ser bien diseccionada para no confundirnos en su propio eclecticismo. Antes de otra cosa, me gustaría aclarar que su espíritu (siempre dentro de cierta modestia) es aspirar a ser un blockbuster dinámico y molón, con dos protagonistas masculinos atractivos y escenas de acción adecuadamente preparadas para su lucimiento. Pero no nos confundamos, que esto no es Jackie Chan y sí que hay un buen guión sobre el que apoyar los numerosos momentos lúdicos. Hablamos de principios de los cincuenta en una capital surcoreana que se repone de los estragos de la guerra, donde las calles son controladas por las mafias y la corrupción impone su propia ley. En este marco, dos huérfanos que son inseparables crecen y trazan un descabellado plan, consistente en un gran mercado de estraperlo abastecido de los suministros del ejército norteamericano y formado por en su mayor parte por muchachos de la calle. Así, ONCE UPON... combina momentos de dramatismo, que la asemejan con la obra maestra de Leone; cierta denuncia social, con el ninguneo al que eran sometidos unos niños sin derechos; y hasta algunas (pocos, afortunadamente) inefables coreografías marciales, que sirven para que el espectador medio no se aburra y para recordarnos el tipo de producto ante el que estamos, aunque esta vez no me duelen prendas en reconocer que la nota final es bastante superior, sobre todo por sus saludables intenciones, a otros títulos que seguro todos tenemos en mente. Teniendo en cuenta que tiene ya un par de años y salió directamente en DVD, tienen una buena oportunidad de descubrir otro cine asiático, menos pretencioso e igualmente disfrutable.
Érase una vez un saludo.
2 comentarios:
A la saca.
Te hará gracia, porque no es la típica peli oriental rara, sino que tiene hasta ritmillo...
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