martes, 22 de octubre de 2019

La clase de Lubitsch #37




THAT UNCERTAIN FEELING, de 1941, fue casi como un divertimento para Lubitsch, que era el rey indiscutible de la comedia, pero al que siempre se le exigía aumentar las expectativas en un mercado cada vez más competitivo. El guion de Don Ogden se centraba en la lucha de sexos, pero desde la perspectiva de la mujer insatisfecha, que finalmente deviene en mujer confusa, o mujer que quiere abarcar todos los aspectos de la vida. Un inocente ataque de hipo lleva a Jill (Merle Oberon, dando el callo en un papel cómico) a la consulta del doctor, al que confiesa que su matrimonio es insulso y aburrido. Él (Melvyn Douglas) es un agente de seguros absorto en su trabajo, y cuya atención hacia su mujer apenas llega a unos golpecitos en el costado. De vuelta al médico, Jill conoce al opuesto total de su marido, un pianista excéntrico y malhumorado (Burguess Meredith) que se define a sí mismo como un individualista extremo. Sea por dar celos al marido o por experimentar nuevas sensaciones, Jill decide divorciarse, lo que enciende inmediatamente al marido, que asimismo descubre un placer inusitado en urdir un plan que no sólo le devuelva a su esposa, sino que tire por los suelos la reputación del pianista. Sin ser de lo mejor de un Lubitsch que saltaba de una obra maestra a otra, es, ya digo, una refrescante screwball comedy de las de toda la vida, y una nueva vuelta de tuerca a uno de los temas favoritos del director: las mentiras aceptadas dentro de la "institución" matrimonial.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!