miércoles, 27 de marzo de 2019
La(s) familia(s)
MANBIKI KAZOKU (UN ASUNTO DE FAMILIA) fue la última ganadora de la Palma de Oro, lo que no siempre significa nada en concreto más allá del galardón en sí; sin embargo, el último film de Hirokazu Kore-eda ha ido deslumbrando a lo largo de los numerosos festivales por los que ha pasado, hasta colarse en las nominaciones al oscar a mejor película de habla no inglesa. Y la película de Kore-eda (todo su cine lo es) transita de lo trascendente a lo banal, de lo bello a lo horrísono, o de lo intenso a lo anticlimático; y lo que es más insólito, lo hace sin aparente esfuerzo. Parece que cuenta la historia de una familia desestructurada que sobrevive en los suburbios que nunca nos enseñarán de Japón (ni de ningún lado), pero luego parece que el motivo central es el amor con el que acogen a una pequeña que parece abandonada en un oscuro callejón. Y hemos dicho desestructurada, pero el cariño con el que se protegen estas personas no se corresponde con ello; porque también parece que lo que se quiere poner de manifiesto es que quizá sean las familias "normales" las que no actúen como tales, dejando de lado las relaciones humanas. Los miembros de esta "familia" mantienen un curioso vínculo social, trabajando pero también robando ("lo que aún está en una tienda no pertenece a nadie"), y lo que el director japonés muestra es su día a día, sin énfasis ni grandes discursos, simplemente atendiendo a los detalles de una palabra susurrada, una caricia furtiva o una mirada cómplice. En el mundo normal, el de los políticos y banqueros que se jactan de tener las manos limpias, ellos serían delincuentes, pero sería terrible por nuestra parte no apelar a la poca humanidad que aún nos pueda quedar. Además, está esa banda sonora de Haruomi Hosono...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Los personajes son honestos a su manera y fieles a un código de conducta, roto por uno de ellos cuando roba una mochila de un coche estacionado (puesto que no es una tienda y eso pertenece a alguien), lo cual desatará el conflicto.
Saludos.
Totalmente de acuerdo. De hecho, la gran virtud del film es el complicado y loable desprecio por toda clase de maniqueismo. No hay personajes aquí, sino personas, y eso es muy difícil de hacer en cine...
Un saludo.
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