martes, 1 de mayo de 2018

Wajda. Brillo y dominio #35



NASTASJA, de 1994, pasa por ser uno de los films menos conocidos de Andrzej Wajda, y también uno de los más insólitos. Adaptación del último capítulo de la novela de Dostoievski "El idiota", narra el intenso encuentro entre un noble, el príncipe Myshkin, y un potentado, Rogozhin, que intentan dar un último sentido al amor que sentían por la Nastasja del título, que yace muerta en otra habitación. Podríamos hablar de muchas cosas, del puntilloso guion firmado por el propio Wajda y Maciej Karpinski, de la curiosa atracción del propio director por el escritor ruso, que siempre fue despectivo con los polacos, pese a tener raíces polacas. Podríamos hablar de la magnífica fotografía de Pawel Edelman o la música de Malgorzata Przedpelska-Bieniek. Pero es obvio que no podemos pasar por alto que Wajda eligió a dos actores japoneses para hacer de rusos... Y que además uno de ellos interpreta a Myshkin y a la propia Nastasja. No es casual, y Wajda explicó a diversos medios que todo respondía a la obsesión por fundir ambos personajes en uno solo, y a la fascinación que le produjo el actor de teatro Kabuki, Tamasaburo Bando, especializado en roles femeninos. Sin embargo, el grueso de su actuación pertenece a Myshkin en el largo desarrollo central, que termina siendo un tour de force entre el propio Bando y Toshiyuki Nagashima, cuya evidencia homoerótica llega incluso a eclipsar la "figura fuera de campo" de la difunta. Con apenas un prólogo y un epílogo en exteriores, NASTASJA se concentra enteramente en la decadente casa de Rogozhin, perfecto retablo en el que afloran miedos, supersticiones, engaños, revelaciones y un sinfín de palabras que, aunque parezcan aludir a quien está ausente, quizá busquen otro menester, exorcizarlo o pulverizar su doliente recuerdo.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

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