jueves, 3 de mayo de 2018
Fenómenos más normales de lo que parecen
No sabía qué me iba a encontrar al enfrentarme a VERÓNICA, la última y aclamada propuesta de Paco Plaza, aunque sabía del colchón que traía, tanto de crítica como de público. En mi caso, esto no es suficiente, me es imprescindible el aislamiento mediático de una obra para poder juzgarla con propiedad, y es por lo que suelo dejar pasar algún tiempo desde su estreno para verla en su justa medida. Creo que se trata de un film elegantemente tramposo, imperfecto, consciente de la liga en la que juega (el cine de género epatante) y con algunas lagunas que el director valenciano solventa con más oficio que talento. Una vez dicho esto, que sería la crítica chunga, VERÓNICA posee algo sobresaliente, y que rara vez puedo decir del cine de género hecho en España: intención. Conociendo que el relato se nutre de un supuesto hecho real acaecido en Madrid a principios de los noventa, y que el inefable Íker Jiménez le dedicó un programa entero a tan "escabroso" asunto, si logramos aislar lo que vamos predispuestos a que nos cuenten de lo que subyace infaliblemente en su apariencia terrorífica, lo que queda es la desgarradora crónica de una crisis nerviosa y mental profunda, arraigada en una chica de 15 años totalmente superada por su circunstancia vital. Obligada a crecer de golpe, debe cuidar de sus tres hermanos pequeños como una madre, ya que ésta trabaja en un bar que cierra hasta tarde y duerme casi de día. A Verónica no le queda margen para desarrollar su adolescencia, sus amigas le recriminan que haga las tareas de casa en lugar de salir de fiesta, lo que sumado al trauma de la desaparición repentina de la figura paterna conforma un cuadro de inestabilidad que no puede pasarse por alto. De ahí que el gran error de Plaza es resultar demasiado obvio, no permitir al espectador indagar por sí mismo y terminar por abrazar la caótica teoría del suceso supuestamente sobrenatural. Lo más interesante es otra cosa, una vertiente "escondida" que me recordó a la impresionante LA INFLUENCIA, de Pedro Aguilera, esa observación minuciosa de la lenta pero implacable caída en desgracia de una familia anodina, pero cuya circunstancia la socava hasta la destrucción. De ahí habría salido una gran película... pero quizá no se habría hablado tanto de ella.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
1 comentario:
como peli de terror, floja, pero completamente de acuerdo en las virtudes de su vertiente escondida.
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